CONVERTIR LA FELICIDAD EN UNA COTUMBRE

El universo está lleno de constantes que explican su funcionamiento. Una constante es un valor fijo, permanente, que no varía en el tiempo. Son las claves que nos ayudan a entender la realidad y aseguran estabilidad. 

Como una ecuación matemática, vos, yo; también necesitamos estabilidad. Para eso debemos encontrar algo/alguien conocido que nos proporcione seguridad y confianza en el futuro, que nos permita combatir la incertidumbre y responda siempre a las expectativas, algo que te importe de verdad y no varíe, en lo que puedas confiar que estará ahí cuando busques el rumbo en mitad del caos, de las dudas. Así, cuando algo sale mal, recurrimos a nuestra constante. Cuando nos sentimos perdidos y todo se desmorona, regresamos a ella para hallar algún sentido. Es el refugio donde nos sentimos seguros, la brújula que marca el rumbo, el mapa que nos indica el camino a seguir. En un mundo inestable en el que nada es seguro, donde todo puede cambiar en cualquier momento, todo se transforma y nada permanece, recurrimos a las personas, lugares, actividades y cosas que nos hacen la realidad más reconocible y nos ayudan a comprender mejor lo que (nos) sucede. Saber que siempre estarán ahí hace que la vida sea más agradable. 

Por eso, si algo va mal, simplemente acude a tus constantes.


CHARLIE.
Tu constante.


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