TODOS LOS SANTOS

Ahora pienso que fue un sueño imposible
que nunca paseamos de la mano
ni apoyamos suave la cabeza en el hombro del otro.
Que nunca degustamos desayunos y vino de la tierra
en este apartado apartamento con dueño nono disparate
de cuento e increíbles anécdotas de ultramar.
O las rutas ansiosas
y los encuentros locos
que pudieron salvar nuestras razones turbias.
Es como si le hubiera ocurrido al vecino,
como si los momentos se hubiesen quemado en la hoguera
de las complicaciones y la distancia.

RANCHITO
La vida (y su torpeza) discurrió sin permiso
y puso cerradura a cielos en común
mientras los toboganes descendían
y se iban convirtiendo
en realidades abstractas y huecas…

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